jueves, 15 de octubre de 2009

Proceso de compra y algunos problemas

Hoy voy a hablaros del cómo compre la bici y de algunos problemillas que me ha dado. Que no todo iba a ser de color rosa.

Como ya he dicho, la bici de mis desvelos es una Dahon Speed D7. La compré por internet, en la web Bike Stocks, aprovechando una oferta suculenta. Me salió por 299 €, sin gastos de envío. Ahora está por 465 €. En las tiendas físicas en las que pedí precio (Rafael Abad, por ejemplo), éste rondaba más bien los 420 €.

Me pidieron los datos de mi tarjeta por teléfono, cosa que no me convenció demasiado. Hice el pedido el 23 de febrero de 2009 y la bici llegó el día 26. Se dio la circunstancia de que yo estaba de viaje de trabajo ese día pero parece que el paquete llegó en buen estado.
El domingo día 1 regresé a Valencia y pude probarla por primera vez, llevándome la desagradable sorpresa de que estaba muy desajustada. Se enganchaba 7ª, bajaba de velocidad en 5ª, la cadena se salía si se hacía una pedalada muy enérgica... Me pareció un contratiempo ya que por teléfono, cuando tramité el pedido se me aseguró que las bicis se entregaban completamente ajustadas y montadas. Quizá se dejastura durante el transporte, no tengo manera de comprobarlo. Pero la verdad es que hasta le faltaba engrase. Tuve que llevarla a un taller de la zona para un ajuste en condiciones. Así que los 10 € que me cobraron habría que agregarlos al precio final.

No sé si fruto de ese mal ajuste o por un fallo fortuito, la bici tuvo su primer problema serio apenas una semana más tarde. Circulando a cierta velocidad por el Viejo Cauce del Turia noté como perdía el pedal derecho (casi me la pego). Lo malo fue que, al volverlo a colocar en el sitio noté que la rosca de la biela estaba dada de sí. Había virutas de aluminio alrededor del pedal y en el suelo. Parecía como si se hubiese forzado. Llegué como puede a mi destino y enrosqué con fuerza el pedal a la poca rosca que quedaba y así ha aguantado hasta hoy. No muy conforme, busqué una respuesta al problema en el vendedor que contestó a un email enviado el 11 de marzo el día 17 de marzo (adujeron problemas de almacén) con una lacónico “por favor, envíanos la biela que se ha estropeado para poder remitirla al fabricante”. No me pareció una solución apropiada y, como la biela y el pedal siguen, de momento, juntos, pues lo he dejado correr, encomendándome a lo barata que me salió la bici. Además, es mi medio de transporte y no puedo quedarme sin ella por tiempo indefinido. He aprendido, no obstante, que esta bici se ha de llevar con mucha suavidad.
Por cierto esta es una de las cosas que me sorprenden del mundo de las bicis: lo mal que están concebidos los servicios técnicos. No comprendo por qué motivo hay que ir a morir a la tienda donde adquiriste el producto y por qué no existen servicios oficiales que cubran las reparaciones en garantía (además de otras reparaciones, por supuesto).

Otro problema que he tenido ha sido la tija del sillín. Con el tiempo, la tija iba bajando y subiendo cada vez con menos facilidad hasta que finalmente, un día, no bajó más. Esto ocurrió después del verano, tras casi un mes de inactividad y plegado de la bici. No sé si tendrá que ver. Un poco de lubricante, la Dremel y algo de paciencia han solucionado el problema.

El último inconveniente es que los frenos son tremendamente ruidosos. Desde el principio. Naturalmente, tanto más los días húmedos (que en Valencia son muchos). Al menos sirven como complemento al timbre.

No hay mal que por bien no venga.

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