miércoles, 9 de diciembre de 2009

¡Gracias, Doyoubike!

Si antes hablo de lo peligroso que es el carril bici de la avenida del Puerto antes me la pego. Iba yo tan ufano camino de la oficina cuando sufrí un inesperado choque frontal con otro ciclista. Ni me imaginaba que tal cosa fuera posible.

Fue uno de esos accidentes que previsualizas el segundo antes de que ocurre, en el que piensas, en un inevitable "me la voy a pegar, que no me duela mucho". Sucedió así, más o menos. Yo, como ya he comentado iba la más feliz que una perdiz por la derecha del carril bici, dirección centro, cuando el otro implicado se incorporó como un rayo al carril desde mi derecha (su izquierda) tras adelantar de manera muy imprudente a otro usuario. Iba muy rápido, con una bici de esas viejas toda hierro ella, y yo no le vi hasta que lo tuve prácticamenente encima, con toda su masa a punto de pasarme por encima (o eso me pareció). Lo único realmente peliagudo de la situación fue mi muy mala y desproporcionada reacción ante el percance. Casi me como al pobre tipo (lo siento, chico, pero menudo susto me diste). Lo cual, si no fuera porque, me temo, el hombre lo único que quería era salir de allí pitando (creo que no quería ni le interesaba tener líos, se asustó bastante más que yo y eso que ni se enteró del porrazo, que, por cierto, fue como darle a un Smart con un 1500) me podría haber sido de causa de un merecido ojo a la funerala. Lo cierto es que apenas me paso nada (un golpe en la rodilla y poco más) pero el freno delantero de la bici se quedó enganchado. No sé si del golpe o de la fuerza que hice al frenar.

Así que ya me veía yendo en taxi al trabajo cuando giré el rostro a la derecha y vi a apenas dos palmos de mis narices, una tienda de bicis: "Doyoubike". Lo habían visto todo y se hicieron cargo de mi cabreo y de la bici sin cobrarme nada, en una operación que les hizo perder un buen rato. Inisistí en pagarles, pero no quisieron. "La próxima, me contestó el mecánico". Fue un alivio, no por el dinero, sino por la solidaridad de carretera nacional que sentí en ese momento.

Mil gracias, chicos, me salvasteis la tarde.

martes, 1 de diciembre de 2009

Carril bici en Valencia: análisis - Avenida del Puerto

El carril bici de la avenida del Puerto se construyó junto a la remodelación total que sufrió (y sufre) la histórica vía en el año 2006. El proyecto inicial no incluía un carril bici, que fue añadido mal y tarde, gracias a la presión de colectivos ciclistas y medios de comunicación. Queremos pensar que el sentido común se impuso también un poco. Sin embargo, el resultado dista mucho de ser satisfactorio.

Ya un informe del Observatori del Carril Bici de la Asociación UeB ponía de manifiesto varias de sus deficiencias a poco de ser inaugurado. Tres años y medio más tarde, todos los puntos que se mencionan en este informe, salvo uno (el de la conexión con el carril de la avenida de Aragón) siguen sin estar solucionados. Algunos, de hecho, como la manifiesta estrechez del carril se han agravado conforme ha aumentado el tráfico del mismo.

A lo dicho en el mencionado informe cabe añadir algunos apuntes:

Primero: mala planificación. El carril, si sólo tiene que ir por una acera (lo ideal sería que fuera por ambas) debería de ir por la acera sur y no por la norte. ¿Por qué? Para empezar, el carril evitaría así las peligrosas aglomeraciones que se producen a la entrada y salida de dos importantes centros escolares cuyo acceso principal recae precisamente a dicha parte de la avenida.

En segundo, lugar, los coches están aparcados en cordón muy cerca y una puerta abierta es un claro peligro, ya que invade casi la mitad del carril. Este peligro se minimizaría si las bicicletas circularan por la acera sur ya que las bicis que circulan en sentido Puerto (el mismo en el que están aparcados los vehículos) quedarían a la derecha de los coches y más alejados de las puertas.

Además, las bicis que fueran en sentido centro y que estarían más cerca de los coches serían más visibles para estos al venir en sentido contrario. Como tercera ventaja, esta disposición haría que la puerta que quedara junto a la acera fuera la del acompañante y, como sabemos todos, la gran mayoría de los vehículos a motor están ocupados por la misma cantidad de personas que las bicicletas.

Segundo: mala ejecución. A poco que lluevan cuatro gotas, en los pasos de ciclistas se forman importantes charcos. Guardabarros imprescindible.





Los desniveles de los vados de los garajes, son, simplemente, una locura.

















El resultado es un carril peligroso (para ciclistas y peatones), lento e incómodo. Una injusticia para el que debería ser uno de los carriles señeros de la ciudad.